Читать книгу Piñera porno. Clímax y caída de la obscenidad neoliberal онлайн
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Chile protesta, exige, insulta. Y los defensores del pornógrafo principal han alzado los brazos al cielo para decir: “No es la forma”. Toda la síntesis histórica de la oligarquía y la burguesía ha terminado en un grito tibio bajo la doctrina sin precedentes del “no-es-la-formismo”. El símbolo de esta época, hemos dicho, es Sebastián Piñera Echenique. Es irónico, incluso cómico, que sea directamente el gobierno el que insiste día por día en la ya mencionada doctrina, cuya sentencia fundamental es que puede haber fundamento en el malestar, que puede haber una necesaria crítica a los problemas de la sociedad chilena del reciente pasado, pero que “no es la forma” la radicalización, la denuncia intensa o la protesta con desórdenes públicos y atentados contra la propiedad. La doctrina, repetida hasta el hartazgo por la derecha gobernante, parece incapaz de observar la propia obscenidad de su actuar y el carácter estructural de esta forma procaz mientras la misma derecha decae, agoniza y se muere. La mayor parte de las elites muere lentamente, se sostiene en lo que hay, se escabulle de los problemas hasta quedar arrinconada y sin salida. La forma de morir de la elite chilena, predominante en el empresariado, parece ser muy distinta. Quizás convencidos de su razón, siendo incapaces de hacer o decir algo distinto; sencillamente esperan, como la canción, que ojalá pase algo en Chile, algo que lo borre de pronto (al estallido, por supuesto), una luz cegadora, un disparo de nieve, que ojalá por lo menos se lo lleve la muerte. O Carabineros. O quizás un sueño más ominoso.