Читать книгу El tesoro oculto de los Austrias онлайн

118 страница из 139

– Es decir, que sigue siendo la bruja mala del cuento, exactamente tal y como yo la recordaba. Del tal Antonio Corrales no me acuerdo mucho, a la que si recuerdo perfectamente es a la hija, se llamaba Isabel y era una niña flaca con trenzas que, cuando venía a pescar con el abuelo, siempre se acercaba hasta donde estábamos para incordiarme.

– Exactamente, Isabel es el nombre de su hija, pero hace mucho tiempo que no la veo, precisamente desde que empezó a estudiar la carrera de arqueología, siguiendo la misma vocación que su padre.

– Bueno, volviendo al tema principal de nuestra visita, supongo que te habrás dado cuenta que la tal Mercedes no ha hecho mención alguna a la existencia del supuesto túnel del abuelo.

– Es muy probable que ella jamás haya escuchado nada al respecto, o si lo sabe se lo callará, lo cual es muy propio de su carácter siniestro.

– Quizás, la próxima vez que me reúna con ella, intente tirarla de la lengua con mucho cuidado.

Juan volvió a la Granjilla dos semanas después de su última visita, pero esta vez sin los aparejos de pesca y sin la compañía de su padre. Tal y como tenía por costumbre fue directamente a la casa de los guardeses para que anunciasen su llegada a doña Mercedes.


Правообладателям