Читать книгу Cuarenta años y un día. Antes y después del 20-N онлайн
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Más allá de la invención de unos personajes, la función poética se fundamenta sobre todo, de manera general, en una dimensión burlesca y satíricassss1 que procede de la realidad histórica, pero que la transforma mediante un principio de exageración, de hiperbolización de esta. Se manifiesta obviamente en la actuación de los actores, empezando por Ramón Fontserè, que hace de Franco y sobreactúa su papel, a nivel de tono de voz (más aflautada que la del modelo) o de gestualidad (al igual que un pelele). En esto, es sin lugar a dudas heredero del Chaplin del Gran dictador, una referencia obligada para cualquier sátira política, que asume explícitamente Boadella en las entrevistas que se le hicieron, pero también haciéndole un guiño en una de las secuencias, en la que un atontado Franco maneja un globo terráqueo. Por otra parte, la hiperbolización se manifiesta en unos detalles que cobran una dimensión inusual por su escenificación. Tal es el caso, por ejemplo, de la hemorragia intestina que sufre Franco y que, de hecho, en el documental Así murió Franco comentaba uno de los doctores repitiendo tres veces el gerundio «sangrando» para dar cuenta de su importancia. Boadella parte de esta realidad, pero la escenifica mediante unos planos impresionantes en los que la sangre se derrama a chorros y acaba cubriendo la pantalla, esperpénticamente. Añade además a estas fuentes documentadas elementos imaginarios, pero verosímiles, escenificando con imágenes los delirios que producirían la fiebre y la pérdida de conciencia en el enfermo. La hiperbolización que caracteriza la función poética determina una visión del dictador en sus últimos momentos que, al igual que en Así murió Franco, pero con distintos procedimientos, hace énfasis en el «cuerpo natural» del jefe del Estado, contra su «cuerpo político». Más, queda reducido a su cuerpo natural.