Читать книгу Cuarenta años y un día. Antes y después del 20-N онлайн

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Esta última dimensión se vincula con la «función especular» del biopic. Lo que denomino «función especular» puede considerarse, en cierta medida, como una subcategoría de la función poética. En efecto, la manera como, en el biopic, el autor se proyecta en la figura biografiada forma parte de la «poiesis», del acto de creación que le confiere a su obra su originalidad, imprimiendo una visión propia. Sin embargo, la función especular difiere de la función poética en la medida en que involucra de un modo más íntimo al creador. Como cualquier gesto biográfico, el biopic puede tener una doble vertiente, biográfica y autobiográfica a la vez: «Por una parte, corresponde con una ficción que el biógrafo elabora sobre otra persona; por otra parte, indirectamente, es el autorretrato de un biógrafo alterado por su encuentro con el otro».ssss1 La función especular, que se concreta en una proyección autobiográfica, no es tan consubstancial al género del biopic como las otras dos. Depende por una parte de la voluntad de distancia del cineasta respecto al sujeto biografiado, que puede en ciertos casos ser máxima, y también del grado de libertad que tiene el director de cine. La elección de un tema biográfico puede entrar en una mera estrategia comercial de la cual el director se hace simplemente partícipe. No es el caso de Boadella, que produce su película fuera del contexto conmemorativo del treinta aniversario de la muerte de Franco (2005), y no apuesta pues por el natural interés mediático que hubiera podido representar esta fecha. En realidad, la manera en que se vincula personalmente el director con la figura de Franco, a partir del episodio de su muerte, es a la vez generacional e íntima. Generacional en la medida en que se vincula el proyecto de Boadella con un contexto de militancia que utiliza el soporte audiovisual para luchar contra una derecha en el poder desde el año 1996 que, desde las elecciones de 2000, que le habían asegurado una amplia mayoría, se había radicalizado y hacía volver los fantasmas del pasado dictatorial. La necesidad para unos sectores progresistas de la sociedad de cuestionar la memoria del franquismo adoptaba varias formas y se presentaba como un ajuste de cuentas. Para él (nacido en 1943) y parte de su generación, el hecho de que el dictador se muriera por enfermedad en la tranquilidad de la cama generaba un problema de conciencia:

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