Читать книгу El arte sagrado de la nutrición онлайн

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Un discípulo debe sentir y conocer las cualidades del alimento que come y apreciarlas en su justo valor. Las frutas, las verduras, el pan son en realidad conductores portadores de vida, que a su vez es mantenida y sostenida por el impulso que nos obliga a alimentarnos. Tomemos un prisma. Él no crea la luz ni sus rayos coloreados; es solamente el medio, el intermediario por el cual el rayo del sol debe pasar para descomponerse en siete colores. Del mismo modo, el pan es un intermediario de la energía cósmica que mantiene la vida. Por supuesto, es cierto que el pan contiene todos los elementos analizados por los químicos... pero lo esencial para el crecimiento y el mantenimiento de la vida, está constituido por otros elementos que la ciencia actual aún no ha sabido descubrir ni en el aire ni en la comida. ¡La verdadera ciencia llegará ahora y aportará a los hombres una gran luz sobre todas estas cosas!

La irritación o el mal humor durante las comidas fabricarán un veneno que la sangre derramará después en el organismo, intoxicando todas las células. Los hombres actuales – incluso los que son muy instruidos – desconocen la actitud que se debe observar para alimentarse adecuadamente: ningún mal pensamiento, ningún sentimiento negativo deben ocupar vuestro intelecto ni vuestro corazón durante las comidas. ¡Apartad de vuestra mente el recuerdo de los errores cometidos por vosotros mismos o por otros! Si respetáis estas reglas, los buenos resultados que obtendréis se sentirán durante mucho tiempo en vuestra salud física y en vuestro equilibrio espiritual.


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