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Un plato apetitoso, su sabor sabroso, originan en el hombre el deseo de consumirlo inmoderadamente, entonces su estómago sobrecargado lo indispondrá... ¡Pero también es anormal privar a este estómago de la comida que necesita! Otra regla a observar es evitar la uniformidad de los alimentos; variadlos, pues todos contienen energías particulares que son sucesivamente útiles al organismo.
La ley fundamental a observar estrictamente, es comer con amor,
con buena disposición de espíritu
y un sentimiento de gratitud por los beneficios divinos.
Debéis pues aprender a alimentaros de una manera nueva, tanto física como psíquicamente, y obtendréis los resultados que la Naturaleza viviente ha previsto para el hombre. Estos resultados son la fuerza, la vida y la salud, indispensables para que el ser humano se eleve y se ennoblezca cada vez más.
Acerca del vegetarianismo
Toda la naturaleza está impregnada de fuerzas de vida, llamadas prana, con las que entramos en contacto a través de la comida, el aire, el agua, la luz... Un simple ejemplo basta para demostrar que, a través de la comida, recibimos energías más sutiles que las fuerzas que nos son dadas por la digestión: cuando un hombre ha hecho un trabajo fatigoso y no ha comido desde hace tiempo, está cansado, agotado... Sin embargo, unos minutos después de haber tomado esta comida con apetito, siente que sus fuerzas se renuevan y se siente preparado para reanudar su trabajo... ¿De dónde provienen estas fuerzas? La digestión ni siquiera ha comenzado... En este caso, es evidente que estas fuerzas las recibe ya durante la masticación.