Читать книгу Las metáforas del periodismo. Mutaciones y desafíos онлайн

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Dos siglos después, lo que escandalizaba al cronista se volvió práctica institucionalizada en formato de viajes, cócteles y agasajos varios con la excusa de poner en contacto directo al periodismo con la información institucional, sin que hayan podido deslindarse, tal y como se intenta hacer en la enseñanza, los campos del periodismo, de la publicidad que sustenta los medios y de las relaciones públicas como recurso para incidir en los contenidos noticiosos. El periodismo se ha concebido, en teoría y en la currícula académica, como ámbito separado de otros actores y de otros campos, sobre la base de procesos de diferenciación anclados en un objeto propio (noticias), formas de producir conocimiento (rutinas de trabajo) a partir de terceros (fuentes), lidiando con los intereses editoriales (empresa) y los límites regulatorios (institución). Desde sus orígenes el periodismo se plantea como distinto de la prensa, aunque, obviamente, mantengan una relación estrecha y habitualmente no disociada. “Prensa” se refiere a la institución socialmente discernible para la producción de información y sujeta a dinámicas industriales, políticas y económicas. “Periodismo”, en cambio, define un conjunto de prácticas e ideales que regulan las actividades de recolectar información y convertirla en noticia. Ese es el argumento de Silvio Waisbord (2013) cuando dice que, si bien cualquier análisis del periodismo debe considerar el contexto de la prensa, es errado utilizar ambas categorías como si fueran idénticas. Tan errado como estudiar al periodismo desde los medios, máxime en tiempos en que dejaron de ser su único espacio de expresión.

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