Читать книгу Si tuviera que volver a empezar.... Memorias (1934-2004) онлайн

57 страница из 121

Roberto Carpio, pepe Huguet y yo constituíamos un grupo inseparable, algo distanciado del resto de compañeros por una escasa diferencia de edad. Por ello cuando llegaba la hora de salida para pasear por la ciudad lo hacíamos en solitario. Ahora es obligado resaltar la personalidad de cada uno de los tres, ya que siendo los más jóvenes en el conjunto de los compañeros que estaban terminando licenciaturas, a los pocos días nos ambientamos y lo pasábamos estupendamente en nuestras visitas al centro de la ciudad. Pepe, fornido físicamente, era muy extrovertido, atrevido al extremo de que para él no había obstáculo que no pudiese franquear. Roberto, alto y bien parecido, era algo mayor que nosotros, de modales muy refinados notándose su procedencia francesa, de fácil diálogo y gran cultura. Había estudiado la carrera de canto y declamación. Recientemente había actuado en un teatro de orán, como barítono en una ópera, con éxito, según reseñaba un amplio reportaje en la prensa francesa. En cuanto a mí, sin llegar a la peculiar desfachatez de pepe Huguet ni a la bondad de Roberto Carpio, no me amilanaba por nada, pero me sentía muy responsable para deducir hasta donde se podía llegar con una travesura, siendo el que frenaba los impulsos frecuentemente irresponsables de Pepe. Con esta multiplicidad temperamental nos compenetrábamos muy bien.


Правообладателям