Читать книгу Si tuviera que volver a empezar.... Memorias (1934-2004) онлайн
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Es momento de aclarar como desde el mismo 18 de julio pude dedicarme a mis actividades y que no podían pasar inadvertidas por mi padre. Desde un principio le dije la verdad de cuanto hacía y como lo encontré complaciente, poco a poco se me hizo una rutina el dedicar todo el tiempo para mí. Sin embargo no me atreví a comunicarle lo de mi alistamiento. Como mi amigo Huguet se encontraba en el mismo caso estuvimos estudiando el plan a seguir la víspera de nuestra salida. Decir la verdad no nos satisfacía, expuestos a que la oposición legal de nuestros padres echase por tierra nuestros anhelos. Nos decidimos por comunicarles que por acto de servicio en la JSU, teníamos que ausentarnos durante dos o tres días de Valencia. Pretendíamos con esta treta dar tiempo, para desde el lugar de destino poder explicar la decisión que habíamos tomado.
Fuimos trasladados a Alicante. Al llegar y desde la estación hasta el Cuartel de Benalúa, donde nos alojaron, lo hicimos desfilando de paisano y fuertemente ovacionados por la población. Recuerdo el contenido de la carta que escribimos a dúo Huguet y yo, ya que eran los mismos argumentos, pero seguro que debimos estar muy inspirados, exagerando quizás la cantidad de voluntarios de nuestra edad; que nos encontrábamos con nuestros compañeros de la FUE, que habían optado por dejar los cómodos puestos de la retaguardia para hacer causa común con la juventud que se incorporaba a las necesidades de la guerra. En mi caso lo que debió de influir en el ánimo de mi padre fue el conocer que también estaba con nosotros Ricardo Bastid, cuyos padres vivían en la misma finca.