Читать книгу Si tuviera que volver a empezar.... Memorias (1934-2004) онлайн
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Durante el mes y medio que estuve en Ciudad Real y aunque los ejercicios eran agotadores, me lo pasaba bien. Por las tardes y a partir de las seis, los soldados, clases y oficiales deambulaban por la ciudad y le daban el colorido de plaza militar. Por regla general todos buscaban compañía femenina, para no aburrirse, y existía la costumbre de ir a pasear por el parque y allí entre bromas se trataba de entablar conversación con las jóvenes y hacer amistad. Los oficiales, debido al uso del uniforme, tenían más éxito entre las muchachas de la clase media.
A los pocos días de mi llegada, mi capitán y mi comisario me invitaron a que les acompañase a un taller de modistas y me presentaron a la dueña del taller que salía con Ródenas y que me parecía una persona muy mayor, ya que tendría unos veinticinco años y otra joven de edad parecida que acompañaba al comisario Herranz. Ellos tenían una edad similar y hacían buenas parejas. En el taller trabajaban muchas muchachas de todas las edades y me sentí muy violento cuando la dueña se dirigió a algunas de mi edad aproximada y les animó a que me hiciesen compañía y esa misma tarde me vi acompañado por tres jóvenes a las que invité a merendar. A mi edad era normal que el conocer muchachas más o menos de tu gusto, sintieses alguna atracción hacia alguna de ellas. Esto sucedió con una de las tres jóvenes del taller, llamada Rosita. Fui su asiduo acompañante y conseguí que el teniente Esteban lo hiciese con una de sus compañeras. Esteban se lo tomó más en serio que yo y a los pocos días se hicieron novios. Lo esencial era que cuando llegaba el atardecer disfrutábamos de los paseos, de los gustosos cafés con leche acompañados con bollos en cualquier cafetería y de las sesiones de cine los sábados y domingos. Nos hicimos promesas repletas de ilusiones que más tarde, el alejamiento que por los destinos que la guerra me deparó, se fueron diluyendo poco a poco. Llegó el momento de abandonar, no sin cierta nostalgia, la capital manchega.