Читать книгу Un mundo para Julius онлайн

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–Susan, enciéndeme un cigarrillo, por favor... Están en la guan­tera... Susan.

–Sí, Juan.

–¿Qué piensas de todo eso, Susan?

–¡Darling! ¡Ha sido horrible! Me muero de pena, Juan.

–¡Pero mujer!, pareces tonta. Francamente creo que esa mu­jer ha hecho lo mejor que podía hacer... Si no fuera porque se largó por su propia voluntad aún estaríamos escuchando el discurso de tu cocinera.

–Ahora que sé que se ha ido me siento peor que antes... No tenía la culpa, darling... Por qué crees que todos se quisieron marchar con ella...

–Cosas de momento... ¿Tú crees que van a perder su trabajo como si nada?

–¡Pero darling!... Sabes perfectamente que lo iban a hacer; si nosotros botábamos a Vilma se iban todos... Lo que pasa es que ella ha pedido que la dejen marcharse sola; ella ha dicho que ya no quiere seguir en la casa... por su propia voluntad. ¿No has visto có­mo lloraba de pena?

–El que sale ganando es Julius, Susan; se te va a volver maricón de tanto andar entre mujeres.

–¡Darling, por favor! Ese no es el asunto. Has estado muy vivo; te has aprovechado de la situación: primero Vilma les dice que se va por su propia voluntad, claro, los otros se desconciertan y tú aprovechas para decir que Santiago mismo le llevará su indemnización y le pedirá perdón... Has estado muy vivo, darling... Como el otro día con el arquitecto... Solo que ahora Ju­lius se va a morir de pe­na... Además, Santiago no irá nunca a pedirle perdón.

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