Читать книгу Un mundo para Julius онлайн

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En otro baño, uno que tú nunca tendrás, hollywoodense en la forma, en el color, en la dimensión de sus aparatos higiénicos, oriental en sus pomitos de perfume, francés en sus frascos de porcelana de botica antigua, con inscripciones latinas, Susan tomaba feliz una ducha deliciosa. A veces Julius llegaba por esas zonas y escuchaba la voz de su madre pidiéndole una toalla. Corría a alcanzársela y veía apa­recer tras la cortina, entre humo, entre vapor, el brazo de su ma­dre que cogía la toalla tarareando. Ahora también tarareaba aunque de rato en rato el nombre de Vilma la asaltaba, obligándola a enmu­decer de golpe. Se ocupaba entonces de su cuerpo con el jabón más fino del mundo y era tanto placer comprobar cómo seguía siempre linda, después, mientras se secara, comprobaría una vez más en el espejo que aún podría hacer una escena de desnudo en una película, Vilma también, qué pena, qué pesadilla, pobre Vilma podría hacer una buena escena, medio calata la chola en una película mexicana, las artistas mexicanas son más llenitas, como Vilma, pobre, Juan Lu­­­­cas va a deshacerse de ella, pobre Julius.

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