Читать книгу Un mundo para Julius онлайн

156 страница из 166

Por la tarde, Vilma y Julius se instalaron en el pescante de la ca­rroza, para la diaria lectura de Tom Sawyer. Hoy nadie les iba a pe­dir silencio porque Carlos había ido por la costurera y la carroza estaba vacía. Sin embargo él apenas escuchaba la lectura, andaba muy preo­cupado con lo del colegio, quería imaginárselo, ¿cómo se­rá?, estaba pensando, cuando el alarido de Nilda lo in­te­rrumpió, anunciando la llegada de la señora Victoria, la costurera.

Victoria Santa Paciencia, así la llamaban en el palacio, los sa­ludó como siempre, comprobando que habían crecido un mon­tón desde el año pasado. Continuó, como siempre, diciendo que la habían lla­­mado tarde y que no tendría tiempo para hacerle dos uniformes a cada uno, en menos de una semana. Empezaría, pues, agrandando los del año pasado, para que Santiaguito y Bobby pudieran usarlos mientras tanto. Les rogó, temblorosa, que se pusieran los saquitos y ahí estaban los dos, furiosos, asándose de calor, culebreando porque picaba y ella, tiza en mano, señalando conforme medía.

Правообладателям