Читать книгу Un mundo para Julius онлайн

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–Escucha, Susan: el chico está saliendo con muchachas; es natural que quiera desahogarse... En Lima, a su edad, no es fácil, ¿sabes?... La chola es guapa y ahí tienes... así es...

–Sí, darling, pero ella no tiene la culpa.

–¿De dónde sacas esas ideas, Susan?

–Darling, pero... se... ha... defendido...

–Bien arrepentida debe estar, ¿o tú la crees santa?

–Darling no sé, pero...

–Toca el timbre para que vengan a llevarse el azafate, Su­san.

–Darling, Santiago merecería...

–Santiago lo que merece es un poco de golf, esta mañana... Para que se le despeje un poco la mente... eso lo tranquilizará.

–¿Y Vilma, darling?

–Ya te he dicho, mujer: habla con ella y luego yo le daré una buena propina. Mis zapatillas de levantarme... Vamos, mu­jer, levántese... no sea usted floja... ¡uuuup!

De la cama pasaron al baño; cada uno tenía su baño. Juan Lucas se peinó un poco antes de afeitarse; no resistía sino lo perfecto en el espejo y ahora, mientras se afeitaba, iba instalándose en el día al sentir la firmeza de su brazo varonil deslizando hacia arriba y hacia abajo la navaja de afeitar. Iba retirando la crema blanca, espumosa, de su cara bronceada y se iba identificando con la finura de sus colonias, de sus frascos de Yardley For Men, tres, cuatro frascos para usos distin­tos que yacían elegantes sobre la repisa de porcelana, jun­to a otros artículos para caballeros, jabones, shampoos, cosas que olían a hombre fi­no, for men only co­mo la revista Esquire. De rato en rato tarareaba alguna canción, como para comprobar que su voz seguía siendo pa­ra grupos de hombres con whiskies y negocios en la mano, para club, para frases oportunas, pertinentes, para ser respe­tado por bar­mans que sabían demasiado. Terminó de afeitarse y ahora el pija­­­­ma resultaba insoportable, una ducha fresca lo esperaba, donde cantaría un poco antes de envolverse en toallas de vivos colores, también for men only, ya después vendría la camisa de seda italiana, luego lo de escoger la corbata, ninguna mujer sabía hacerlo, cosas de hombres... Poco a poco iría quedando listo para un día más de hombre rico.

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