Читать книгу Un mundo para Julius онлайн
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–O sea que este año te toca a ti –pronunció clarito, al ver a Julius.
No se le cayó ni un solo alfiler de la boca. Julius se quedó cojudo, mirándola mientras seguía habla que te habla con la boca llenecita de alfileres y nada, no se le caía ni uno, como si estuvieran incrustados en las encías. Pidió un café no muy cargadito y con dos cucharaditas de azúcar, y tampoco nada. Al cabo de unos minutos, Vilma apareció trayendo la taza y Santiago la recibió con un Vilma extraño, comiéndose el labio inferior al pronunciar Vil. La Selvática, que andaba por ahí, hizo un ruido con la garganta y se retiró, a Vilma se le derramó un poco de café.
A eso de las seis, Julius subía la escalera de servicio, cuando de pronto se topó con Santiago, se sorprendieron mutuamente, se quedaron parados mirándose.
–¿Qué quieres aquí, mocoso de mierda?
–...
–¿No tienes otro sitio donde estar?
–Voy a buscar a Vilma, tiene mi Tom Sawyer...
–¡Vilma no está!, ¡lárgate!, ¡lárgate o te rompo el alma!
–¡Julius! ¡Julius! ¡Sube! ¡Sube, Julius!