Читать книгу Las plegarias de los árboles онлайн
76 страница из 88
De entre todos los semblantes que los guerreros hubiesen podido imaginar ocultos debajo de aquel lienzo de oscuridad, el que la luz reveló fue el último. Aquel forastero no era nada menos que Owen, rey de Eirian.
—¡Mi rey! –exclamó Eric avergonzado–. ¿Qué hace usted aquí? ¡Le ruego que disculpe nuestros rudos modales!
—Por favor –susurró Owen en el momento en que extendía la mano y aferraba la muñeca del herrero–, no pronuncies mi cargo en voz alta.
—Su majestad –acotó Tarla–, su aparición, y las formas de esta, nos deja a todos desconcertados.
Owen se quitó momentáneamente la capucha, su rostro parecía haber recuperado la vitalidad que el concilio le había arrebatado.
—Vengo a ayudar –dijo–, a sumarme a quienes desafían a Maki.
—Eso es fantástico –dijo Leto volviendo a tomar la palabra–, un hombre sagaz como usted es siempre bienvenido.
—Señor –exclamó Eric–, al hacerse presente y ofrecernos su asistencia está yendo en contra de su propia sentencia. Las autoridades del clan no estarán contentas cuando su participación se haga pública, ¿o acaso ha cambiado de parecer?