Читать книгу Instrumental. Memorias de música, medicina y locura онлайн

58 страница из 76

En mi caso, hasta ahora, ha habido cuatro de esos momentos. En orden cronológico inverso: conocer a Hattie, el nacimiento de mi hijo, la Chacona de Bach y Busoni, cuando me violaron por primera vez. Tres de estos momentos han sido una pasada. Y, según la ley de los promedios, tres de cuatro no está mal.

Lo acepto.

Unos cuantos detalles sobre Bach que hay que aclarar.

Si alguien se para a pensar en algún momento en Bach (y ¿por qué iba a hacerlo?), lo más probable es que imagine a un tío tirando a viejo, regordete, de gesto serio, con peluca, adusto, luterano, aburrido, poco romántico y francamente necesitado de echar un polvo. Algunos consideran que su música está anticuada, que es irrelevante, sosa, plana y, al igual que los preciosos edificios de la Plaza de los Vosgos o Regent’s Park, que pertenece a otros. A una persona así habría que obligarla a vivir para siempre en un anuncio de puros, en la sala de espera de un dentista o entre un público compuesto por octogenarios en la sala de conciertos Wigmore Hall.

Правообладателям