Читать книгу La democracia a prueba. Elecciones en la era de la posverdad онлайн

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No es casual que en 1990 la primera tarea que se le encomendó al recién creado Instituto Federal Electoral (IFE) haya sido la de confeccionar, desde cero, un nuevo padrón electoral bajo la vigilancia cercana de los partidos políticos, a efecto de evitar los vicios y distorsiones previos.56 Desde entonces, a través del Registro Federal de Electores se ha mantenido al día el padrón electoral y, cada vez que se celebran comicios, la lista nominal de electores –conformada por los ciudadanos inscritos en el padrón que recogieron su credencial para votar con fotografía–, sin que el universo de votantes haya vuelto a ser motivo de encono político o reste credibilidad a los comicios.

Además, a partir de 1992 se introdujo la credencial para votar con fotografía, de tal manera que no sólo se asegura que la lista nominal utilizada en las elecciones sea confiable, sino que se cuenta con un mecanismo de seguridad adicional que permite verificar la identidad del portador de la credencial y asegurar que se trate, precisamente, del ciudadano con derecho al voto en la casilla electoral correspondiente.


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