Читать книгу Autonomía, dependencia y servicios sociales онлайн

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En relación con los cuidados a personas con discapacidad en los hogares españoles, la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia 2008 elaborada por el INE, encontró que el perfil del cuidador principal es la mujer entre 45 y 65 años que reside en el mismo hogar que la personas a la que cuida (tres de cada cuatro cuidadores es mujer). En cuanto a la percepción de los cuidados, estas manifiestan dificultades para realizar las tareas, afectadas en su salud y en su vida personal. Y es que, en términos generales, los cuidados y la conciliación de estos con la vida laboral, cuando la hay, son percibidos desde el estrés y desde la incompatibilidad entre las exigencias laborales y las necesidades de las familias (Tobío 2005), incluyendo la atención a personas mayores y dependientes a cargo (Corró y García, 2013).

Desde un punto de vista cualitativo, la cuestión de la dependencia pone de manifiesto cambios profundos en los modos de solidaridad, la fragmentación de lo público y lo privado e importantes transformaciones en las relaciones (inter)generacionales (vejez versus juventud, jubilados versus población activa, longevidad versus fecundidad, etc.). Por tanto, la distribución y las relaciones de poder entre los actores que intervienen en su categorización, resultan cruciales. Ese proceso es el que va a marcar: (1) Qué es la dependencia; (2) Quién es considerado dependiente y en qué términos sociales se percibe; (3) Cuáles son los servicios y cuidados instituidos para la persona dependiente; y (4) Quién cuida y atiende a quien y bajo qué condiciones lo hace.

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