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Por cierto, en este caso el Dr. X acabó su amistad con su mentor, el Dr. K, y finalmente abandonó el servicio y el Hospital. ¿Fue un éxito este proyecto, a pesar de generar retornos?

¿NOS “ESPINOFEAMOS”?

–Hola, vengo a ver si podemos hacer una empresa “spin-off” para mi proyecto –dice el Dr. K.

–Pero, Dr. K, ¿sabe usted bien lo que es una “spin-off” y lo que implica? –le contestamos, un poco inquietos por lo que se puede avecinar.

–No mucho, pero si otros grupos del Hospital han creado “spin-off”, y salen en los medios, ¿por qué no yo? –responde nuestro interlocutor.

– ¿Y han pensado ya quién de ustedes va a dejar la Medicina para ser el CEO de la empresa?

Ahora nos tocaría explicar al Dr. K que crear una empresa spin-off no es ningún galardón para los investigadores, sino una herramienta de gestión, bastante compleja, por cierto, que no es adecuada para cualquier proyecto. Es verdad que si se crea una spin-off es porque el proyecto correspondiente está bastante maduro y tiene buenas perspectivas, pero no todos los proyectos maduros son susceptibles de gestionarse de este modo. En particular, el grado de implicación de los desarrolladores en la nueva empresa tiene que ser muy alto, sobre todo por parte de quien vaya a llevar la empresa (el CEO), cuyo papel es claramente incompatible con seguir ejerciendo su trabajo habitual. Como consuelo, la creación de una spin-off es un proceso tan complejo y que abarca tantos aspectos, que al menos el gestor de innovación sabe que estará acompañado por muchos directivos de la institución, de modo que su responsabilidad va quedando diluida. Sobre todo, a partir de que la empresa funcione, momento en que la UAI pasa de ser gestora a meramente consultora, un rol mucho más cómodo.

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