Читать книгу La soportable gravedad de la Toga онлайн

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Finalmente el viernes intervine con una ponencia en un congreso de cirujanos plásticos para hablar sobre la nueva Ley de protección de datos personales, y la periodista que cubría el evento me sugirió hacerme una entrevista, pero decliné la invitación porque consideraba que el protagonismo no debía ser para mí sino para quien me había invitado, la organizadora del evento, pues al fin y al cabo yo era una “rara avis” que intervenía sobre una cuestión ajena a lo que se debatía. De hecho, creo que fui el único que no mostró interés por las prótesis mamarias que allí se exponían, aunque en tono jocoso al final del evento sugerí que me podían pagar los honorarios en especie, al coincidir con un cirujano plástico, antiguo compañero de Universidad, cuyo rostro aparentaba diez años menos que el mío aun siendo casi de la misma edad.

ssss1. La iniciativa en Change.org consiguió 38.000 firmas en poco más de 24 horas.

29 de octubre de 2018

Paternalismo en el despacho

A la mayoría de los abogados casi desde el momento en que juran su profesión con la toga puesta se unen a esa segunda piel de tal modo que es frecuente incluso verlos caminar con ella puesta por los pasillos de los juzgados, como si fuera el traje de un superhéroe, sin darse cuenta que su uso queda reservado para el estrado de la sala de vistas y algunas ceremonias.

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