Читать книгу Violencia de género: retos pendientes y nuevos desafíos онлайн

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Se diferencia entre mujeres “que se arrojan sin pudor a las liviandades ajenas” (libidinibus prosternunt) y aquéllas otras que, a pesar de su una “irreprensible voluntad” resultan “por fuerza fueron violentadas con estupro” (C.9.9.20). Se mantiene teóricamente la vigencia de los principios clásicos en cuanto a que el consentimiento de la víctima elimina tanto la antijuricidad de la acción como el dolo del sujeto (D.47.10.1.5; C.2.4.33 (34). Pero se trata de principios difíciles de compatibilizar con la nueva regulación de las agresiones sexuales a partir de Constantinossss1. Más aún cuando, en esa especie de inversión de la carga de la prueba, es la mujer agredida quien tiene que probar la resistencia ante la agresión del ofensor, tanto en el estupro violento como en el rapto con fines matrimonialesssss1. Solo en caso de superarse con éxito la prueba de inocencia, el agresor es castigado y la mujer recupera su reputación; al serle restituido su status de materfamilias, no se prohibirá ya a nadie en lo sucesivo que se case con ella. Conviene poner de relieve en este punto que se trata del único supuesto jurídico (de todos los casos de vis, tanto pública como privada) en que se requiere de la víctima un comportamiento como éstessss1.

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