Читать книгу Espiados. Un agente: Marcelo D'Alessio. Un juez: Alejo Ramos Padilla. El poder argentino, en jaque онлайн
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La Noche Buena del mismo año, la desconocida ciudadana María Elena Wherli afirmó ser la nieta de María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani, fundadora y una de las presidentas de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo. Wherli se presentó por segunda vez en la Fundación “Clara Anahí”, un espacio de Derechos Humanos dedicado, entre otros objetivos, a la búsqueda de los nietos y nietas nacidos durante la última dictadura militar argentina.
En junio de 2015 se había confirmado, mediante un análisis de sangre, que María Elena Wherli no era “Clara Anahí”, es decir, la nieta de “Chicha”. Pero la mujer insistía con su identidad. Alejo Ramos Padilla se había enterado de la noticia por los medios de comunicación y sabía que algo no andaba bien. ¿Por qué era tan importante este hecho para el juez?
Para el magistrado, Chicha Mariani fue su abuela. Desde muy chiquito, la familia Ramos Padilla se compenetró con la lucha de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, y eso hizo que Alejo la adoptara como tal. Su padre, Juan Ramos Padilla, fue uno de los “jueces de la democracia” en la época de los 80 y peleó en cada juzgado para que la justicia llegara a las mujeres de pañuelos blancos que dejaron como legado simbólico sus caminatas por Plaza de Mayo cada jueves.