Читать книгу Espiados. Un agente: Marcelo D'Alessio. Un juez: Alejo Ramos Padilla. El poder argentino, en jaque онлайн

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Camino a Dolores

El primer pueblo de la provincia de Buenos Aires no supera los 30 mil habitantes. Transitando unas trece cuadras por la avenida de acceso, Lamadrid, y doblando justo en avenida Buenos Aires, vaya casualidad si la habrá, se encuentra el Juzgado Federal de Primera Instancia N° 1 de Dolores. El lugar está revestido con piedras en el exterior y la puerta posee un marco de madera. La entrada es custodiada por un lugareño policía.

Hay un único y primer piso donde funciona el tribunal. Subiendo los 19 escalones de mármol, una pequeña ventana hace las veces de mesa de entradas. En términos judiciales, el Juzgado carecía de peso e importancia, solo manejaba delitos menores en cualquiera de los 15 partidos en los que tiene jurisdicción. Los flashes no estaban ahí. No había notoriedad, actualidad ¿de qué y sobre qué? cercanía de lugar, sí solo para los y las dolorenses. ¿Personalidades de relevancia? Ninguna ¿Polémicas? Negativo.

La mesa de entradas forma parte de una fotografía más grande. Si bien es lo primero que se ve, hacia la izquierda se forma un pasillo de no más de cinco metros de largo que solo tiene como mueble de utilería un banco negro sin respaldo para esperar a ser atendido. Con no más de cuatro plafones, la iluminación de este se circunscribe en no generar sombras en el estrecho lugar, en el cual el tránsito es el típico del de cualquier juzgado. Puertas que se abren, puertas que se cierran. Saludos de cortesía y conversaciones netamente jurídicas.

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