Читать книгу Espiados. Un agente: Marcelo D'Alessio. Un juez: Alejo Ramos Padilla. El poder argentino, en jaque онлайн

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“Todas las veces que D’Alessio envía un mensaje que espera ser respondido, Stornelli responde. No estamos frente a una intencionalidad asimétrica. Estamos frente a las comunicaciones entre dos personas involucradas de manera indudablemente voluntaria y persistente”2.

Mientras tanto, desde el Juzgado de Dolores solicitaron los registros de llamadas entrantes y salientes con informes de antenas de impacto de todos los abonados involucrados. Se convocó a prestar declaración testimonial a Diego Giménez, el prestamista de Pedro Etchebest Rodríguez a quien había visitado el 17 de enero para pedirle dinero. También encomendaron tareas investigativas a Héctor Oscar Oliva, prefecto a cargo de la Prefectura General Lavalle, para identificar posibles domicilios pertenecientes al espía.

Los resultados llegaron al día siguiente. Para el 30 de enero, la fiscal Natalia Corbetta y el juez Alejo Ramos Padilla pudieron certificar que los números telefónicos de Marcelo Sebastián D’Alessio y Carlos Stornelli pertenecían a ellos. A través del impacto de las antenas ubicadas en Pinamar, el magistrado ubicó al titular de la Fiscalía Federal N° 4, al espía, a Pedro Etchebest y su hijo en el parador balneario CR el 8 de enero. Además, la Delegación Inteligencia Criminal e Investigaciones de la Prefectura Zona Río de La Plata corroboró uno de los varios domicilios de D’Alessio. Los registros fílmicos del hotel Alvear Icon y la confitería Selquet situaron a Etchebest y a su extorsionador los días y horarios declarados por el chacarero. Todas las pruebas recabadas coincidían con los testimonios de la denuncia. La más importante de todas era la escucha directa que estaba realizando personal de Prefectura Naval Argentina y que en pocos días sería vital para realizar la detención del investigado en cuestión.

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