Читать книгу Espiados. Un agente: Marcelo D'Alessio. Un juez: Alejo Ramos Padilla. El poder argentino, en jaque онлайн

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Como una moneda que está girando en el aire sin saber de qué lado caerá, el día clave podría ocurrir el 6 a la noche, en las primeras horas del 7 e incluso el 8 de febrero. Habiendo más de un lugar y con una amplia franja horaria posible, el fiscal Curi solicitó órdenes de allanamiento para el domicilio de D’Alessio en el Barrio Saint Thomas Este, lotes 69/70, Canning, partido de Esteban Echeverría; y en Galería Armenia, ubicada en avenida Santa Fe 1556, ya que a las 13:30 horas, Etchebest iría a buscar el dinero a ese destino. El exhorto para realizar los allanamientos, la requisa personal y de los vehículos que D’Alessio pudiera tener los autorizó el titular del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N° 2 de Lomas de Zamora: Federico Villena.

El mismo 6 de febrero al mediodía, el prefecto Héctor Oscar Oliva, quien tenía a cargo las escuchas directas, se comunicó con el Juzgado e informó que, en una conversación entre D’Alessio y su esposa, María Valentina, esta le había preguntado si la línea “era segura” y él le había respondido que “no importaba” y que estaba con “dos custodios”. Además, confirmó que la reunión del mediodía “se había suspendido para el 10 o 20”, en relación al encuentro con el chacarero, y que este había apagado el celular, por lo que su situación podía empeorar. “Valeka” le sugirió a su esposo que hiciera lo mismo y apagase el teléfono móvil por tiempo indefinido.

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