Читать книгу Espiados. Un agente: Marcelo D'Alessio. Un juez: Alejo Ramos Padilla. El poder argentino, en jaque онлайн

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De acuerdo a su expertise, el titular de la Prefectura General Lavalle, sugirió que D’Alessio sospechaba que tenía el celular intervenido y que le podrían allanar el domicilio, por lo que muchas pruebas podían ser eliminadas. Ello motivó a que el propio Ramos Padilla tomara las riendas de la causa y decidiera ir hasta su domicilio. El magistrado entendía que el espía era una persona con contactos en diferentes ámbitos y que incluso podría estar vinculado con los servicios de inteligencia en el país. La posibilidad de resistirse a un allanamiento o de frustrar dicho operativo aumentaría si las personas a cargo no estaban preparadas para manejar a un hombre de las características del imputado.

Vamos”, dijo el juez. Su decisión fue abrupta e intempestiva, característica poco habitual en él. En Dolores no había policías preparados para un operativo de tal magnitud, pero ello no impidió que alrededor de las dos de la tarde Ramos Padilla partiese para Canning junto con dos secretarios de su Juzgado y una pequeña delegación que coordinó en menos de una hora con el personal de Chascomús y de Prefectura.

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