Читать книгу Exabruptos. Mil veces al borde del abismo онлайн
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Así era la vida, no tan solo en el puerto, sino como tal, como vivencia; psicología de la vida, escucharía posteriormente en un casete de crecimiento personal.
No obstante, visualizando nuevas perspectivas para su futuro, tomó la decisión de seguir estudiando y se matriculó, aunque un poco tarde, en el Colegio Municipal para Adultos de la ciudad florida, donde completaría la Enseñanza Media, que tan necesaria se había tornado para poder encontrar un trabajo medianamente bueno. Allí conoció a mucha gente, entre ella a profesores de marcada tendencia marxista, con los cuales mantuvo buenas relaciones estudiantiles, pero no muy importantes en lo político. Nunca se había sentido identificado con alguna tendencia en particular, solo simpatizaba con aquellos que predicaban ideas que beneficiaran verdaderamente a los más desposeídos y a aquellos que nunca iban a tener un espacio para difundir sus propias opiniones. Él era pobre, provenía de un hogar humilde, donde lo único con valor material era la finca adquirida por su viejo a precio de huevo y que, después, la heredó en vida, así que estas posiciones algo remecían su corazón. En los debates políticos a los que estaban acostumbrados los alumnos, no participaba activamente, solo escuchaba y de vez en cuando movía la cabeza, apoyando o vetando alguna moción.