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Nada podía darle más alegría que hacerse cargo de proyectos y personas. Se sentía importante, no prescindible, incluida.
Este desafío ponía a prueba sus capacidades, la conectaba con otras personas y le daba sentido a seguir en el grupo.
Bienvenido enero y la Acción Social.
Ocho
Los buses partirían esa mañana a las ocho desde la parroquia del padre Pedro. Los monitores llegaron a las siete y dispusieron la intendencia en la parte superior de los dos vehículos. Luego tuvieron una mini reunión de coordinación para ajustar los detalles del viaje. Cada uno iba a cargo de seis voluntarios. Eran cinco equipos para construcción y cuatro para educación.
La mañana era luminosa y las cabinas olían a limpio y a desodorante de lavanda. Ese año los padres contrataron un servicio de traslado más cómodo.
La mejor amiga de la hija mayor estaba entusiasmada. Llevaba preparadas varias lecturas bíblicas para reflexionar con su nuevo equipo además de novedosos juegos y detalles cariñosos como tarjetitas y bombones que repartiría al anochecer.