Читать книгу Otra más онлайн

5 страница из 34

La mujer madre vio el cuerpo de su marido de espaldas tumbado sobre el camino. Aliviada supuso se levantaría por si solo una vez que pasara el susto. Entonces giró la cabeza de un lado para otro y gritó: ¡la Clarita! Busquen a la Clarita. La hija mayor de 14 años ya había visto que bajo el cuerpo del padre se asomaba la manito de su hermana de 4 años. Los puños estaban entrelazados, pero ninguno de los dos se movía. Tampoco se oían quejumbres. La había encontrado, la había protegido. Abrazados sobre el polvo de esa calle improvisada estaban entrelazados, inertes, callados. La hija mayor también se quedó sin voz. Sencillamente no le salía sonido alguno de la garganta para avisarle a su madre la tragedia. Ya había caído en cuenta de la desgracia. La mujer madre corría de un lado a otro con la trayectoria ilógica de un insecto encerrado. Corría sin plan, sin razón.

Fue una desconocida quien la abrazó y esperó hasta que ella comprendiera.

Que comprendiera lo que no se puede comprender.

Sin frenos un camión desbocado ladera abajo llevaba un deudor y su cobrador en lucha encarnizada.

Правообладателям