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–Vengo a estudiar, porque quiero ser misionero -dijo convencido.

Con 24 años de edad, su único antecedente académico era el cuarto grado de la escuela primaria, por lo tanto, debía completar la educación elemental. Así que se inscribió en la escuela primaria. Cuando formaban fila después del recreo para entrar en el aula, sus compañeros, los niños de la escuela, lo miraban y se reían. Él, sin inmutarse, les decía:

–Ríanse no más, mi padre era más alto que yo.

Pedro no tenía dinero pero sí un ideal, espíritu de trabajo y constancia. Durante los veranos vendía libros misioneros y así ahorraba lo necesario para seguir sus estudios.

Por ese entonces conoció a una bonita muchacha que estudiaba magisterio. Se enamoraron, y después que ambos se graduaron, Pedro y Elvira Rode se casaron. Recién casado y recién graduado, Pedro fue nombrado director de colportaje y comenzó a liderar la venta de Biblias y libros cristianos en la Misión del Alto Paraná, que abarcaba Corrientes, Chaco, Misiones, Formosa y el Paraguay, y tenía su sede en la capital de Corrientes.

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