Читать книгу Un domingo cualquiera онлайн

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Hace una semana, apareció Pedro en Santiago, en la casa de su hermana Teresa, bajo secreto de mantener en reserva su llegada.

Tampoco podía compartir con su madre, Luz, la crisis en que se encontraba, por el desprestigio a toda la familia Carmona y a los más expuestos, como su hermano Carlos y toda su familia.

Había concluido, en estos días, la investigación al balance del Banco del Vaticano, la que establecía una enorme extracción de fondos a favor de diversas entidades religiosas de países de Sudamérica. Se hallaban registradas como gastos reservados del Vaticano.

Para sorpresa de las auditorías anuales, esta cuantía se había duplicado año tras año durante la última década.

No se habría originado esta investigación profunda de no haber sido por la circunstancia de que el propio Palacio Vaticano, en los dos últimos años, había reflejado un déficit cuantioso por aumento de los gastos, aportes y donaciones; los que no podían cubrirse con sus ingresos que, a su vez, se mantenían en forma flat, sin aumento.

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