Читать книгу Sobre hombros de gigantes онлайн
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Empezaba a confirmar otra lección fundamental. Todos los padres quieren saber y entender, quieren explicaciones y lo mejor para el equipo médico es enfrentar eso con la mayor honestidad. Decir lo que sabemos, que es poco, y también lo que no sabemos. Me gusta hacer partícipes a las familias de mi ignorancia e intento explicarles lo mejor que puedo por qué tomo las decisiones. Muy pocas veces he sentido que un padre o una madre, a quienes les explico con paciencia lo que le pasa a su hijo, no lo hayan entendido. Es más, muchas buenas ideas me han surgido de esas conversaciones con personas que carecen de conocimientos médicos y oncológicos específicos, pero están dotados de un excepcional sentido común.
Lo que vino para Felipe fue recibir su segunda dosis de quimioterapia y, a pesar de la menor expectativa, la leucemia volvió a responder. Conseguimos una segunda remisión. Era momento de pensar en el trasplante.
El doctor Donnall Thomas había nacido en un pequeño pueblo de Texas donde su padre trabajaba como médico general. Él lo acompañaba a visitar pacientes en un carro tirado por un caballo, en una época en que la medicina era muy poco resolutiva, muy humana y muy poco peligrosa. Sin haber sido un alumno brillante en el colegio, entró a estudiar medicina en la Universidad de Harvard donde mostró su primer interés en la hematología y leucemia. Incluso fue testigo de uno de los primeros milagros de la oncología moderna cuando el doctor Sidney Farber, del hospital de niños de Boston, consiguió que un paciente con leucemia linfoblástica aguda remitiera al aplicarle una droga llamada aminopterina, que inhibía la función del ácido fólico.