Читать книгу Sobre hombros de gigantes онлайн

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No sé si fue por la enorme preparación del procedimiento, la total compatibilidad entre Felipe y su hermana o la suerte del principiante, el hecho es que el trasplante de Felipe resultó impecable. Tuvo el período esperable de aplasia, con cero glóbulos blancos, recibió varias transfusiones de sangre y plaquetas, estuvo con los antibióticos de uso habitual. Incluso, previniendo la pérdida esperable de apetito y la posible mucositis, una inflamación que involucra aftas en la boca y diarrea con dolor abdominal, lo comenzamos a alimentar precozmente a través de su catéter venoso central, que al final se demostró innecesario porque nunca dejó de comer ni tuvo molestias.

Todos los días medíamos el número de glóbulos en su sangre y a los catorce días de trasplantado empezaron a asomarse. Primero tímidamente, pero después subieron de manera rápida y todos sus índices mejoraron hasta que no fue necesario volver a transfundirlo. Finalmente, a los 25 días de trasplantado, Felipe pudo dejar el hospital. Lo habíamos conseguido gracias al esfuerzo conjunto de tantos y a la confianza de la familia en nosotros, que no faltó nunca.

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