Читать книгу Nuestro maravilloso Dios онлайн
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¿Qué ídolos hay ahora mismo en nuestra vida que nos impiden consagrarnos completamente a Dios?
Santo Espíritu, dame poder para expulsar los ídolos que de manera clandestina se han instalado en mi corazón; y para consagrar mi vida al único y verdadero Dios.
7 de enero
¡Él!
“Por eso mismo padezco esto. Pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro de que él es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1:12 RVC).
Si por alguna razón olvidaras todo lo que has leído en la Biblia, excepto un versículo, ¿cuál te gustaría que fuera ese texto? Muy probablemente sería Juan 3:16. Pero ocurrió algo diferente hace muchos años, según el siguiente relato que cuenta el autor Samuel D. Gordon (Real Stories for the Soul, p. 202).
Es la historia de una dama cristiana que había logrado memorizar muchos textos de la Biblia, pero que comenzó a olvidarlos a medida que envejecía. Llegó el tiempo cuando los olvidó todos, excepto un versículo: “Por eso mismo padezco esto. Pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro de que él es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Tim. 1:12, RVC). Con el tiempo, la anciana también comenzó a olvidar ese pasaje, menos la parte final: “Él es poderoso para guardar mi depósito para aquel día”. Dice el relato que cuando estaba en su lecho de muerte, la viejecita ya no podía articular palabra alguna. Solo movía sus labios. Cuando sus familiares se inclinaron para saber qué intentaba decir, escucharon que repetía la misma palabra: “Él, él, él...”