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¿Qué pasaje del Nuevo Testamento llegó a ser su favorito? Cuando la hora de su muerte se acercaba, reunió a la familia y pidió que le leyeran la Parábola del Hijo Pródigo. Al finalizar el relato, les dijo: “Nunca olviden lo que acaban de escuchar. Tengan plena fe en Dios y nunca duden de su perdón. Los quiero inmensamente, pero mi amor [por ustedes] en nada se compara con el amor del Padre por aquellos a quienes él creó” (Boreham, Life Verses, p. 97).
Señor, aunque ahora yo no lo entienda, ayúdame a creer que lo que tú permitas que me suceda siempre será para mi bien.
5 de febrero
Las tres listas
“Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, Jacob, y Formador tuyo, Israel: ‘No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú’ ” (Isaías 43:1).
¿Te ha sucedido alguna vez que, mientras lees, sientes el impacto de lo que el autor está diciendo? ¿Y, cuando esto ocurre, ya no sigues leyendo sino que te quedas por un rato procesando la información?
Algo así me pasó cuando leía una declaración de Max Lucado en la que este autor estaba reflexionando sobre lo que habrá significado para Dios haber entregado a su Hijo a una muerte que no merecía, con el único objeto de que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. Entonces Lucado pregunta: “¿Entregarías a un hijo, a una hija, para que un enemigo muera?” Luego él mismo responde: “Hay personas por las que yo daría mi vida, pero pídeme que haga una lista con los nombres de aquellos por quienes yo mataría a mi hija. La hoja estaría en blanco” (He Did This for You, p. 36).