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Dice Klein que, cansada de la actitud del esposo, un día la señora tuvo una brillante idea: decidió freír un huevo y hervir el otro; así el hombre no tendría escapatoria. Le sirvió, pues, los huevos, y esperó. El hombre miró el plato durante unos segundos, y luego gruñó:

–Mujer, ¡freíste el huevo equivocado!

El punto está claro: ¿Por qué mirar siempre el lado negativo de las cosas?

“Todos los días del desdichado son difíciles”, dice el sabio, “pero el de corazón alegre tiene un banquete continuo” (Prov. 15:15). ¿Cómo disfrutar de ese banquete que Dios nos ofrece en este nuevo día? En primer lugar, recordemos que en el cielo hay un Padre que nos ama más de lo que jamás podremos imaginar. En segundo lugar, mostremos al mundo todo lo bueno que puede suceder cuando Cristo, el Señor, mora en el corazón.

Así que, si estás triste, ¡anímate! Y si estás alegre, asegúrate de comunicar esa alegría a tu alrededor. ¡Eso también es cristianismo!

Amado Dios, gracias porque eres mi Padre celestial; y gracias porque he encontrado en Cristo a un maravilloso amigo y Salvador.

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