Читать книгу Micky Ondas, un goleador de otro planeta онлайн
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El muchacho comenzó a caminar por ese gran predio sin rumbo preciso y, de pronto, escuchó voces. Gritos, risas, burlas. Se dio vuelta y allá, a lo lejos, vio a una cantidad de humanos jóvenes corriendo.
Se acercó y notó, con sorpresa, que estaban jugando al fútbol y pensó que en ese lugar podía haber quizá algún sentimiento desbordante.
En un pequeño terreno, con dos arcos, se enfrentaban dos grupos de chicos de unos 14 años. Decidió entonces quedarse a un costado del campo y centrarse en los sentimientos de los jugadores.
Mientras los miraba, monitoreaba mentalmente la información y armaba fórmulas matemáticas con lo que iba extrayendo del juego. Pero un grito lo sacó de sus cálculos:
–¡Ey, petiso! A nuestro equipo le falta uno, ¿quieres jugar con nosotros? No importa si no juegas bien: vas al arco. ¡Apúrate que estamos perdiendo!
Aunque internamente estaba muy emocionado por la invitación y por hacer algo nuevo, su OSS no le permitía demostrarlo. Pensando con lógica, llegó a la conclusión de que si el fútbol podía llevarlo a encontrar alguna pista importante sobre la pasión, jugarlo podría ayudarlo aún más. Así que, con espíritu de investigador, aceptó.