Читать книгу Micky Ondas, un goleador de otro planeta онлайн

39 страница из 46

–Voy a tener que investigar…

–No puedo esperar, ya estoy jugando y me están haciendo un gol cada 30 segundos.

Mientras tanto, los chicos se burlaban aún más. Como Juan el asistente era invisible para ellos, solo veían a un niño petiso hablando con el aire. Y uno de ellos le gritó:

–Eh, petiso… además de mal arquero, ¿hablas con el hombre invisible?

–Seguro que el hombre Invisible ataja mejor que él, ¡jajaja!

Pero él seguía enfrascado en su charla con su colaborador, para ver si lograban alguna solución. Hasta que otro grito lo volvió a la realidad.

–¡GOOOOL!

Los contrarios se revolcaban por el piso; él trataba de pensar, pero las risas se lo impedían y su OSS trabajaba sin descanso borrando sensaciones de rabia, dolor, frustración y hasta deseos de venganza.

–Si quieres irte, puedes hacerlo. No nos estás ayudando y, además, entiendo si no soportas más esas burlas; yo no las soportaría –le dijo uno de los muchachos de su equipo.

–No, gracias, me quedaré y daré lo mejor de mí –respondió el chico, utilizando una de sus frases automáticas.

Правообладателям