Читать книгу Ni una boda más онлайн
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Pyro miró a los cachorros, su exasperación era evidente. Llegado el momento de trabajar, tenía un estilo igual al de Ford.
Ford se divertía y eso ayudaba a diluir las vibras negativas que surgían cuando pensaba en su familia y aminoró la marcha lo suficiente para inclinarse y acariciar a Pyro en el costado.
–Son jóvenes todavía. Una vez que los entrenemos, estos ejercicios saldrán mejor.
Pyro alzó las cejas y después soltó algo parecido a la versión perruna de un suspiro.
Ford sintió que lo invadía una ola de cariño, le ajustó el bozal y el perro puso los ojos en blanco.
–¿Te estás poniendo viejo y gruñón conmigo, muchacho? Pronto estarás ladrándoles a los niños para que salgan de nuestro jardín.
En respuesta, Pyro ladró y echó a correr, como si estuviera decidido a demostrar que todavía tenía la misma energía y fuerza que los más jóvenes.
Los cachorros echaron a correr tras él, intentando igualar las largas y rápidas zancadas de Pyro.
Las fibras de las cuerdas rozaban la palma de la mano de Ford conforme los perros se entrecruzaban y sus rodillas crujieron cuando se enderezó y retomó el paso. La hembra de la camada era la más concentrada y su hermano mayor era el de máxima resistencia.