Читать книгу Ni una boda más онлайн
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Mientras tanto, el cachorro con la cara más oscura y el temperamento más animado se distraía con cada brizna de hierba y con las ondas en el agua. Vagaba cerca de la orilla y sus patas llenas de lodo eran un desastre.
–Vamos –dijo Ford, con una nota severa en la voz y dando un suave tironcito. Esta semana, gracias a los bribones caninos, sus tiempos de correr habían bajado y eran una mierda. Sí, seguro es por eso. Bien pensado.
Aunque lo negara, cuando los cachorros lo miraban con sus enormes ojos dorados, se convertía en un gran tonto. Una sensación de ternura lo invadía y tenía que recordarse a sí mismo que era un trabajo y que no podía simplemente ponerse a jugar con los perritos.
Nada de contacto visual. Debes. Permanecer. Firme.
Finalmente, él y su tropa peluda lograron un ritmo decente.
Pero entonces el cachorro distraído alzó las orejas.
–No, por favor –alcanzó a decir, a pesar de que el animalito ya estaba girando en dirección del lago.
La inercia del cachorro lo impulsó hacia adelante y tropezó con la rama que sus hermanos habían esquivado con facilidad.