Читать книгу Hay quienes eligen la oscuridad (versión latinoamericana). Cinco mujeres desaparecidas y ningún culpable онлайн

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—Si te hace sentir mejor —acotó Thomas—, tuve que conducir la Bobcat esta semana porque uno de los operarios se enfermó.

—No, no me hace sentir mejor —replicó Bill—. Es mucho peor estar a cargo de los equipos de gente que manejar la Bobcat. Me han picado tantos mosquitos que creo que tengo malaria.

—Angela, ¿no te dan pena nuestros esposos tan trabajadores? —bromeó Catherine.

Angela contemplaba su plato con aire distante.

—Angela —repitió Thomas.

Al ver que no respondía, extendió el brazo y le tocó el hombro, lo que la hizo sobresaltarse y levantar la vista. Parecía sorprendida por la presencia de los demás en la habitación.

—Bill estaba diciendo lo terribles que están los mosquitos —dijo Thomas con voz alentadora—. Y que está trabajando más que yo. Necesito que mi esposa me defienda.

Angela trató de sonreír, pero solo pudo asentir ante las palabras de Thomas.

—En fin —dijo Catherine, señalando el cuello de su esposo—, si te siguen picando los mosquitos de ese modo, vas a necesitar transfusiones. ¡Parece como si te hubiera atacado Drácula!

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