Читать книгу Hay quienes eligen la oscuridad (versión latinoamericana). Cinco mujeres desaparecidas y ningún culpable онлайн
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Cuando Angela tenía cinco años, una niña se le acercó en el jardín de infantes para ofrecerle una muñeca e invitarla a jugar con ella. Hasta el día de hoy, Angela podía sentir la abrumadora incomodidad de que alguien se le acercara tanto y la repulsión que le provocaba la idea de tocar una muñeca que había pasado por las manos de tantos niños. Aun antes de ir a la escuela, había adoptado la costumbre de llevar sus posesiones en bolsitas de plástico con cierre para mantenerlas a salvo de gérmenes y suciedad. Sus padres habían aprendido que los berrinches de Angela —que se manifestaban como distanciamientos sensoriales intensos— se aplacaban solamente cuando tenía todas sus cosas dentro de bolsitas plásticas. La costumbre la acompañó durante la escuela primaria y la mantuvo tan aislada de las amistades como lo estaban sus posesiones del contacto con el mundo.
Recibir a Catherine y Bill Blackwell para cenar la había sacado de su zona de confort más que cualquier otra cosa en los últimos meses. Pero era bueno: le daba más normalidad a su vida. Tenía que agradecerle a Thomas esa transformación. Angela era muy consciente de cómo la miraba la mayoría de la gente, pero la tranquilizaba pensar que Thomas la aceptaba a pesar de sus peculiaridades. Con el matrimonio se le había abierto un mundo nuevo. Catherine era la primera persona a la que podía llamar amiga. En presencia de otra gente, Angela lograba controlar muchas de las rarezas que la atormentaban. Catherine había presenciado esas particularidades y las había aceptado. Como, por ejemplo, la aversión que le provocaba el contacto físico con alguien que no fuera Thomas, la angustia que le causaban los ruidos fuertes y la forma en que quedaba paralizada cuando su mente se fijaba en algo, como había sucedido esa noche después de que la periodista informó la desaparición de otra mujer. No había podido concentrarse en nada más durante el resto de la velada.