Читать книгу El Robo del Niño онлайн

8 страница из 43

Al notar la confianza, la detective se acercó a saludarlo con amabilidad.

–Julia Delgado, Brigada de Delitos contra el Patrimonio.

–Agustín Neumann.

–El caballero es empresario, uno de nuestros principales mecenas y consultor externo –explicó Iturriaga.

Julia sacó su libreta y anotó los nombres, temía confundirse más adelante.

–Le explicaba al señor director que había que aislar el lugar: muchas huellas se pueden haber borrado ya con tanto ajetreo.

–Tiene razón –dijo Neumann.

–Tiene razón –repitió el arqueólogo Herrera, que había estado presenciando la escena desde el laboratorio.

–Pero…

–¡Cooooon permisooo!

En el lugar irrumpió un grupo de detectives con mascarilla, guantes, luces, trípodes, cámaras fotográficas y maletas de equipos. Ignorando absolutamente a quienes estaban allí, aislaron con cintas plásticas el perímetro del lugar y comenzaron a revisar y a fotografiar todo. Ellos acostumbraban a trabajar con huellas, no con personas, y esa descortesía le agradaba a Julia para resolver situaciones como esta.

Правообладателям