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Es menester, además, a esta edad ser justo, para que sus juicios y autoridad sean luz y ley para los demás. Y como esta singular virtud, es decir, la justicia, viéronla mostrarse perfecta en esta edad, encomendaron el regimiento de las ciudades a los que estaban en esta edad; y por eso el Colegio de los regidores, Senado se llamó. ¡Oh, mísera, mísera patria mía! ¡Cuánta compasión me aflige por ti, siempre que leo o escucho cosa que haga referencia a regimientos ciudadanos! Mas como de la justicia se tratará en el penúltimo Tratado de este volumen, basta el presente con lo poco que aquí se ha apuntado.
Conviene también a esta edad el ser generoso, porque es menester la cosa cuanto más satisface al deber de su naturaleza, y nunca como en esta edad se puede cumplir ese deber. Que si consideramos bien el discurso de Aristóteles en el cuarto de la Ética y el de Tulio en el de Offici, la generosidad ha de ser a su tiempo y en su lugar, para que el generoso no se perjudique ni perjudique a los demás. Cosa ésta que no se puede lograr sin prudencia y sin justicia; virtudes ambas cuya perfecta posesión en esta edad es imposible por vía natural. ¡Ay, malvados y mal nacidos! ¡Que engañáis a viudas y pupilas, que robáis a los menos poderosos! ¡Que arrebatáis y os apoderáis de las razones ajenas, y con esto invitáis a convites, dais caballos y armas, objetos y dineros; que lleváis admirables vestidos, edificáis maravillosos edificios y creéis ser generosos! ¿Pues qué es hacer tal sino levantar el paño del altar y cubrir con él al ladrón y su mesa? No debemos reírnos menos, tiranos, de vuestras dádivas, que del ladrón que llevase a su casa a los invitados, y el paño arrebatado del altar, con las señales eclesiásticas aún, pusiera sobre la mesa y creyese que nadie se percataba. Oíd, obstinados, lo que contra nosotros dice Tulio en el libro de Offici: hay muchos ciertamente deseosos de ser aparentes y magníficos, que quitan a los unos para dar a los otros, y, creyéndose bien considerados, arriesgan los amigos por cualquier razón. Mas esto tan contrario es a lo que se debe hacer, que nada hay que lo sea tanto».