Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

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-Me alegro mucho de verdad. Siempre creí que obtendrías esto. Estuve siempre segura. No me parece que... En una palabra, el doctor Shirley debe tener un pastor con él, y tú has obtenido su promesa. ¿Lo ves venir, Luisa?

Una mañana, después de la cena en casa de los Musgrove, a la cual Ana no había podido asistir, el capitán Wentworth entró en el salón de la quinta en momentos en que no estaban allí más que Ana, y el pequeño inválido, Carlitos, que descansaba sobre el sofá.

La sorpresa de encontrarse casi a solas con Ana Elliot alteró la habitual compostura de sus modales. Se detuvo y sólo atinó a decir:

-Creí que miss Musgrove estaba aquí. La señora Musgrove me dijo que podría encontrarlas...

Después se encaminó hacia la ventana para tranquilizarse un poco y encontrar la manera de reponerse.

-Está arriba con mi hermana; creo que vendrán en seguida -fue la respuesta de Ana, en medio de la natural confusión. Si el niño no la hubiese llamado en aquel momento, hubiera huido de la habitación, aliviando así la tensión establecida entre ambos.

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