Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

408 страница из 1361

—Querido padre, tranquilízate. Quiero a mi prima de todo corazón y sinceramente. No he conocido a ninguna mujer que me inspirara, como Elizabeth, la admiración y el cariño más profundo. Mis esperanzas y mis perspectivas de futuro se basan enteramente en la expectativa de nuestra unión.

—Mi querido Victor, la confirmación de tus sentimientos en este asunto me produce una alegría mayor que la que me haya podido proporcionar cualquier otra cosa desde hace mucho tiempo. Si es eso lo que sientes, seremos felices con toda seguridad, por mucho que las circunstancias actuales puedan arrojar alguna tristeza sobre nosotros. Pero es esa tristeza que se ha apoderado con tanta fuerza de tu espíritu la que querría desterrar. Dime, pues, si tienes alguna objeción a una inmediata celebración formal de vuestro matrimonio. Hemos sido muy desdichados, y los recientes acontecimientos nos han arrebatado esa tranquilidad familiar que mis años y mis achaques precisan. Eres joven; sin embargo, disponiendo de una notable fortuna, no creo que un matrimonio temprano pueda interferir en cualquier proyecto futuro que hayas planeado, sea en la universidad o en la administración pública. En cualquier caso, no creas que deseo imponerte la felicidad, o que un retraso por tu parte me causaría ninguna inquietud seria. Interpreta mis palabras con sencillez y respóndeme, te lo ruego, con confianza y sinceridad.

Правообладателям