Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

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—Tu orden será obedecida —contestó el jefe.

Luego, sin dejar de parlotear y hacer ruido, los Monos Alados volaron hacia el sitio donde se hallaban Dorothy y sus amigos.

Algunos de los Monos asieron al Leñador y se lo llevaron por el aire hasta hallarse sobre una región salpicada de rocas muy agudas, y allí dejaron al pobre hombre de hojalata, el que cayó desde muy alto sobre las aguzadas piedras y quedó tan abollado y maltrecho que no pudo moverse ni gemir siquiera.

Otros se apoderaron del Espantapájaros y con sus largos dedos le arrancaron toda la paja del cuerpo y la cabeza; con el sombrero, las botas y el traje hicieron un atadito que arrojaron sobre las ramas de un árbol muy alto Los otros simios arrojaron unas cuerdas muy fuertes sobre el León y le ataron con innumerables vueltas hasta que no le fue posible arañar ni morder a ninguno. Después lo alzaron por el aire y se lo llevaron volando al castillo de la Bruja, donde lo pusieron en un patio reducido al que rodeaba una alta cerca de hierro, de modo que no le sería posible escapar.

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