Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

627 страница из 1361

No había acabado de hablar cuando ya dos de los monos tomaron a Dorothy en sus brazos y se alejaron volando con ella. Otros se apoderaron del Espantapájaros, del Leñador y del León, y uno más pequeño tomó a Toto y voló tras los otros, aunque el perro se esforzaba por morderlo.

El Espantapájaros y el Leñador se asustaron un poco al principio, porque recordaban lo mal que los habían tratado antes los Monos Alados; pero luego vieron que no pensaban hacerles daño, de modo que se tranquilizaron y empezaron a gozar del viaje y de la magnífica vista que se presentaba ante sus ojos asombrados.

Dorothy se encontró viajando cómodamente entre dos de los Monos más grandes, uno de ellos el mismísimo Rey. Ambos habían formado una sillita con los dedos entrelazados y la llevaban con gran suavidad.

—¿Por qué tienen que obedecer a la magia del Gorro de Oro? —preguntó ella.

—Es largo de contar —contestó el Rey, soltando una risita—. Pero como el viaje también será largo, ocuparé el tiempo en relatarte la historia si así lo deseas.

Правообладателям