Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

824 страница из 1361

―Algo importante será. ¿De qué se trata?

―Durante las vacaciones, Tom se ha prometido.

―¿De verdad?

Había tanta sorpresa e incredulidad en aquella pregunta, que Jo temió. Pensó que tal vez Nan en el fondo estuviese también enamorada de Tom y…

Pero la muchacha reaccionó con presteza.

―¡Cuánto me alegro, Tom! Me ha sorprendido de veras, pero me da una gran alegría.

Tom respiró ya más tranquilo, pero seguía sin atreverse a mirar a la joven.

―¿Y quién es la víctima, Tom? ―preguntó con sorna.

―Es Dora, tú ya la conoces. ¿Verdad, Nan? ―Sí, la conozco. Y me alegro por ti. Es muy buena muchacha y muy bien dispuesta. Ahora supongo dejarás tu tontería de estudiar medicina. Te aconsejo que te asocies a tu padre. En el fondo, siempre has sido un comerciante. Prosperarás y tendrás una vida plácida y feliz.

―Sí, creo que será lo mejor para mí…, bueno para nosotros.

Viendo que la cosa había sido bien acogida por Nan, Jo se atrevió ya a bromear sobre aquel noviazgo.

―Ya lo ves, Nan. Tu gusano se ha decidido a crecer y dejar de ser tu esclavo.


Правообладателям